Los gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, implicados en el cambio climático, crecen a un ritmo cada vez mayor y marcan cifras históricos. Así lo señalan diversos informes recientes de instituciones como la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) o el Banco Mundial. Varios toques de atención para los 195 países reunidos en la 18ª Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU (COP 18), que se celebra en Doha (Qatar) hasta el 7 de diciembre. Este artículo desgrana las alarmas sobre los GEI, explica los riesgos de no adaptarse al cambio climático y apunta cómo reducir los GEI.
Gases de efecto invernadero: saltan las alarmas
Los gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera han alcanzado un nuevo récord en 2011, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM). En su boletín anual sobre estos gases señala que los niveles de dióxido de carbono (CO2) han alcanzado las 391 partes por millón el año pasado. El CO2, emitido en su mayoría por la quema de combustibles fósiles, ha aumentado en dos partes por millón cada año en los últimos diez años. El efecto del calentamiento en el clima de la Tierra a causa del CO2 y otros gases de larga duración que atrapan calor aumentó un 30% entre 1990 y 2011.
La última medición de la OMM es un 40% más elevada que en el comienzo de la revolución industrial. Los expertos de dicha institución estiman que desde 1750 se han liberado 375 mil millones de CO2. De manera aproximada, la mitad se encuentra todavía en la atmósfera, mientras los océanos y la biosfera terrestre han absorbido la otra mitad. La concentración de los GEI se acelera cada vez más, de manera exponencial, según el secretario general de la OMM, Michel Jarraud.
El metano, 20 veces más potente que el CO2, alcanzó también una nueva marca con 1.813 partes por mil millones, más de dos veces y media que en la época pre-industrial. Las concentraciones de óxido nitroso (unas 300 veces más potente que el CO2) ha aumentado de forma ligera a un récord de 324 partes por mil millones. El CO2 es responsable en un 85% del efecto sobre el calentamiento global en los últimos diez años, el metano en un 18% y el oxido nitroso en un 6%.
La OMM no ha sido la única institución en alertar del problema en los últimos tiempos. El «Informe sobre la disparidad de emisiones 2012» del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) demuestra que las emisiones de GEI se encuentran un 14% por encima de donde tendrían que estar en 2020 para que la temperatura este siglo no aumente más de 2ºC. Desde el año 2000, la concentración de GEI ha aumentado en la atmósfera hasta un 20%, señala el estudio en el que han colaborado 55 científicos de más de 20 países.
Un reciente expediente del Banco Mundial alerta de que el planeta se encamina a un aumento de 4ºC al final de siglo. Hans Joachim Schellnhuber, director del Instituto Postdam para la Investigación del Impacto del Clima (PIK), asegura que traspasar la barrera de seguridad de los 2ºC nos pone en riesgo de sufrir consecuencias irreversibles para la Tierra.
Los riesgos de no adaptarse al cambio climático
«Los GEI seguirán en la atmósfera durante siglos, provocarán un mayor calentamiento de nuestra planeta e incidirán en todos los aspectos de la vida en la Tierra», afirma el secretario general de la OMM, Michel Jarraud.
La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) asegura en el dossier» Cambio climático, impactos y vulnerabilidad en Europa 2012« que el cambio climático afecta a todas las regiones de Europa y tiene consecuencias muy diversas en la sociedad y el medio ambiente. Sus responsables aseguran que «se prevé que los impactos aumenten en el futuro, pudiendo originar elevados costes». El informe del PNUMA estima que si no se toman medidas ahora, los costes podrían ser al menos entre un 10% y un 15% mayores a partir de 2020.
El informe de la AEMA recuerda el incremento de las temperaturas medias en toda Europa, la reducción de las precipitaciones en las regiones meridionales y un aumento de las lluvias en la Europa septentrional, el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia, el hielo del Ártico y muchos glaciares de Europa, la disminución de la cubierta de nieve, el deshielo de la mayor parte de la superficie del permafrost, el crecimiento de los episodios meteorológicos extremos, como las olas de calor, las inundaciones y las sequías, etc. Por su parte, desde la OMM recuerdan también la progresiva acidificación de los océanos.
Los responsables del informe de la AEMA y los de la OMM reconocen que se precisan más pruebas para determinar el papel del cambio climático en esta tendencia. En cualquier caso, si las previsiones se cumplen y las sociedades no se adaptan, los costes ocasionados seguirán en aumento. Además, los efectos del cambio climático podrían agravar más las desigualdades entre los países.
Fuente: Eroski Consumer